PRÓLOGO A CUARTA DE LIBRA DISPOSICIÓN, DE JESÚS
GAVIRIA
Orlando
Gallo
Estos
poemas, cuya elaboración abarca el último cuarto de siglo, no dan cuenta de lo
que los medios han hecho aparecer como un agitado devenir plagado de
transformaciones; no es posible encontrar en ellos denuncia alguna sobre las
iniquidades de este tiempo, ni, por suerte, vaticinan el final de nada distinto
de los versos que lo componen, nada distinto al final de la vida del hombre que
los urde en la soledad de un cuarto de donde no ha salido, por lo que tampoco
designan nada que se desplace, salvo hacia adentro.
Porque
si asumimos que la presentación del libro corresponde a la cronología de su
creación, podemos percibir que al poeta le interesan cada vez menos el entorno,
la geografía, la época; y cada vez más el microcosmos en descomposición,
reconociendo y casi reverenciando a esa pálida señora: la muerte.
Acércate cuanto quieras
Señora, al miedo mío
que te espera:
pero aquella mañana
no será bocado
del áspero manjar
que me propones
(Epigrama)
La
atención, casi científica en la delimitación de su objeto, se ha centrado “en
el leve temblor / de las últimas gotas / en los cables de la luz”, o en “una
luz/ que dibuja en el asfalto / una enorme rosa amarilla”; o en las migajas que
en el patio se disputan gallinas y palomas.
Pero
el autor no ha construido un discurso retórico sobre ese submundo, que es la
primera tentación de nuestra lengua y ha optado por un despojo que no es
pobreza, sino respeto por el frágil material que manipula.
Escrito
en un momento en que el poema corto no se usaba, UNA CORTA DANZA, a
contracorriente de la prevalencia de las frondas nadaísta y surrealista,
inaugura una manera de hacer poesía en Colombia que se ha hecho legionaria, con
los obvios riesgos de ser vía al facilisimo, pero con la que finalmente se ha
beneficiado el lector, pues entre dos textos igualmente malogrados es
inevitable sentir cierta gratitud por el lector más lacónico.
No
es, lógicamente, el caso de Jesús Gaviria, quien ha entendido con Maurice
Blanchot que el escritor, más que interrumpir el silencio, lo propicia, en
medio de esa confusa perorata que es el decirse el mundo, "la
realidad", esa convención.
La
conciencia trágica de la muerte como cuestión epistémica fundamental para el
hombre, guía al poeta en su escritura, guía su silencio, pues cuando eso se
sabe, un adjetivo es fárrago.
La
risa y el llanto
que
fueron los días
hoy
son yerba
por
voluntad de lo efímero.
Para
la brisa
te
fatigas.
(Inscripción)
Este
libro -que es la suma de dos ya publicados y de un tercero inédito- cuyo
título, CUARTA DE LIBRE DISPOSICIÓN, tiene una clara ascendencia jurídica, en
tanto significa en el código civil colombiano aquella parte de los bienes del
De cujus que no son heredados forzosamente por su esposa o sus hijos, sino que
él puede legar a su arbitrio; este libro, sobre el que esta sumaria explicación
puede arrojar luces sobre la absoluta deliberación de su factura, ha de ser
saludado por el lector atento como un bálsamo, pero también como una herida.
Blanco
y desnudo hueso
ajeno
al dolor.
(Ars)
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